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Simplemente no te sientes allí – Información de espiritualidad

Una semana después, en una reunión comercial, me topé con Jim. Hablamos f… Hace muchos años, estaba sentado con varios altos ejecutivos en una reunión de negocios. Estábamos discutiendo las posibilidades de conseguir más clientes. Se me ocurrió que deberíamos llamar a Jim, un cierto competidor, y preguntarle si nos enviaría algo de su negocio extra.

El pensamiento parecía tan ridículo que ni siquiera lo expresé. ¿Qué? ¿Preguntarle a un competidor por negocios? Era demasiado descabellado para considerarlo. Una semana después, en una reunión comercial, me topé con Jim.

Hablamos un rato sobre nuestros diversos negocios y luego hice algo extraño. Le pregunté si tenía algún negocio adicional que no pudiera manejar en este momento. Le dije que teníamos un exceso de capacidad en la planta y que estaríamos dispuestos a ayudarlo. Jim me miró y sonrió. «Ojalá me lo hubieras preguntado la semana pasada», dijo.

«Verás, John, recientemente adquirimos dos cuentas nuevas y grandes, pero no queríamos perder algunas de nuestras cuentas más pequeñas. Estamos trabajando por encima de la capacidad en este momento. Queríamos dar parte del exceso de trabajo a otra empresa que tuviera la capacidad de manejarlos». Jim negó con la cabeza y continuó. «Pensé en llamarlos a ustedes para preguntarles si querían algún negocio adicional.

Antes de que pudiera hacer la llamada, me desvié con otras cosas y me olvidé de ello por un día o dos. Luego, hace unos días, Marty de XYZ Corporation llamó y preguntó si teníamos algún contrato con el que pudieran ayudarnos. Estaba muy feliz de estar de acuerdo. Ojalá me lo hubieras preguntado antes».

Sí, yo también desearía haber preguntado. Por muchas razones somos reacios a pedir lo que queremos. Los sentimientos son complejos en cuanto a por qué dudamos en pedir ayuda cuando más la necesitamos. Yo también me he enfrentado a situaciones en las que prefiero caminar mil millas que pedir ayuda.

Tal vez, es la naturaleza humana, pero realmente no lo sé. Sé, sin embargo, que muchas veces la diferencia entre el éxito y el fracaso es el simple acto de preguntar. ¿Y a quién le preguntamos? ¿Y cómo? Aquí es donde está el secreto. Un anciano me dijo una vez: «Ve a Dios primero, y luego al hombre como Dios te dirige». El primer lugar al que recurrir es a la Fuerza Invisible que impregna el universo. Algunos llaman a esta Fuerza Dios.

Otros lo llaman «Todo lo que es» o Jehová o muchos otros nombres diferentes. Pedimos en la tranquilidad de nuestros corazones. Si escuchamos con atención, nos llevamos a preguntar a la persona adecuada. Y si hacemos esto con un corazón confiado, creyendo que merecemos el apoyo del universo, nos sorprenderíamos de los resultados.

Con giros extraños y con medios misteriosos somos conducidos a la respuesta que buscamos. Aprende a pedir ayuda. Pregunta primero en el silencio de tu alma, y luego pregúntale a la persona a la que te sientes guiado. Esa persona podría ser un amigo, un miembro de la familia, un ministro, un consejero o un socio comercial. A veces la ayuda viene de lugares extraños.

Además de escribir artículos, boletines y libros, dar conferencias y realizar seminarios, también soy un consultor intuitivo. Nunca deja de sorprenderme la cantidad de personas que me llaman para una consulta, orientación e insigt y dicen que fueron llevados a llamarme a través de algo que vieron en mis sitios web, la sugerencia de un amigo, un libro que leyeron o incluso un sueño. Nuestro mundo parece moverse a un ritmo más rápido que nunca.

Los cambios parecen venir sobre nosotros a la velocidad del rayo. Pero esa es una de las leyes del universo. El cambio siempre llegará a nuestras vidas. Lo importante es cómo lo manejamos. Si enfrentamos el cambio con confianza y confianza, encontraremos la fuerza, coraje y apoyo para adaptarse, ajustarse y dar la bienvenida al cambio. La esperanza brilla por todas partes.

Hay momentos en que los acontecimientos parecen alcanzarnos y nos encontramos al final de nuestra cuerda. Peor aún, parece que no hay a dónde acudir, no hay ayuda disponible, no hay descanso para los cansados. No te dejes engañar por lo que parece ser.

Hay un antiguo dicho: «Pedid y recibiréis». Cualesquiera que sean los tiempos, cualesquiera que sean los problemas que enfrentemos, las dificultades que imaginemos en nuestras mentes, recordemos que siempre hay una salida. Si te interesa saber algo caliente y algo curioso este lugar será para ti, sin moverte de tu casa puedes puedes visitar nuestra pagina de sexshop providencia y comprar algo que te gustara.

Recordemos que somos hijos del universo con todos los dones del universo a nuestra disposición. Pidamos al universo lo que necesitamos y seremos guiados a alguien que será la respuesta a nuestro problema. Simplemente no te sientes allí, ¡PREGUNTA!