Líderes políticos y eclesiásticos, actores y actrices, cantantes, escritores, atletas, profesores, ingenieros, médicos, abogados y prácticamente todos (aunque ni siquiera sean conscientes de lo que realmente significa) están indudablemente preocupados por su REPUTACIÓN.
Incluso si damos alta consideración a la integridad y la dignidad como valores enseñados en todo el mundo, nos han sorprendido continuamente las noticias de caídas morales.
Todos hemos oído hablar de funcionarios del gobierno perseguidos, atletas profesionales famosos vinculados al uso de drogas, actores populares involucrados en crímenes, empresarios que han demostrado haber cometido prácticas poco éticas y predicadores que no están a la altura de lo que se espera de ellos.
Lamentablemente, la lista parece interminable. Más que nunca, es necesario que nos inculquemos no solo buena reputación, sino lo que es más importante, buen carácter. La mayoría de nosotros estamos muy preocupados por nuestra imagen, por cómo nos miran los demás. Sin embargo, permítanme dejar esto claro. No estoy diciendo que haya algo malo en asegurar que mantengamos una buena imagen.
Una persona erudita sabe mejor no dar más importancia a la reputación que a su carácter. Hay una gran distinción entre los dos. William Hersey Davis tiene esto que decirnos:
Las circunstancias en medio de las cuales vives determinan tu reputación… La verdad que crees determina tu carácter… La reputación es lo que se supone que debes ser… El carácter es lo que eres… La reputación es la fotografía; El carácter es la cara… Tu reputación se hace en un momento; Tu personaje está construido en toda una vida… Tu reputación se aprende en una hora; Tu personaje no sale a la luz durante un año… La reputación crece como un hongo; El carácter dura como la eternidad… La reputación te hace rico o te hace pobre; El carácter te hace feliz o te hace miserable… La reputación es lo que los hombres dicen de ti en tu lápida; El carácter es lo que los ángeles dicen de ti… Debemos ser capaces de dominarnos a nosotros mismos conociendo nuestras características internas y externas. Algunas personas no pueden ver más allá de la apariencia, pero los pocos que pueden ver la importancia de la belleza interior son más sensibles. Levantemos un corazón honesto.
Exige conquistar nuestras debilidades, miedos, faltas y otros rasgos indeseables. Hagamos una guerra contra nuestras propias faltas porque una vez que sepamos contra qué estamos luchando, eso nos llevará a tomar las medidas necesarias para superar tales imperfecciones.
¿A qué aspectos particulares se debe prestar más atención para desarrollar una actitud ideal? La respuesta son las buenas obras, porque perduran.
Por lo tanto, son más importantes que las meras palabras amables y alabanzas que pueden pasar como un viento que sopla y se mueve constantemente.
Al desarrollar un buen carácter, también te ganas una buena reputación. Si quieres saber algo erotico este lugar será para ti, sin moverte de tu casa puedes visitar nuestra pagina de Lubricantes intimos y comprar.